A todos los padres nos preocupa el famoso ‘tiempo de pantalla’. Queremos saber cuánto es demasiado, dónde está el límite, cuándo empezar a preocuparnos, cómo controlar… Las recomendaciones están ahí, aunque no hay cifras mágicas que nos sirvan a todos porque cada familia es un mundo y cada niño es un mundo. Pero sí hay algo indudable: lo que los niños ven y cómo lo ven son elementos clave. Y cuando los padres nos implicamos, cuando charlamos sobre lo que vemos, cuando ese tiempo de pantalla forma parte del tiempo en familia, los beneficios se multiplican.
Aunque el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla es un factor importante, las investigaciones muestran que compartir momentos de pantalla con ellos (ver películas o programas, recurrir a juegos, actividades o lecturas…), algo que se denomina “uso conjunto” o “uso compartido” (co-viewing en inglés), tiene una variedad de efectos positivos. Si lo hacemos podemos fomentar las habilidades de lectura y escritura, aumentar la empatía e incluso ayudar a manejar la agresión después de la exposición a medios violentos. Sin embargo, la manera en cómo interactúas con tus hijos es importante. Como muestra, un botón: según este estudio norteamericano sobre los espectadores de Plaza Sésamo, los niños cuyos padres les pidieron que nombraran letras y números durante el programa aprendieron más que cuando los padres las nombraron.
El uso conjunto o compartido de pantallas es similar a la forma en que muchos padres abordan la lectura con los niños, especialmente con los niños en edad preescolar. Igual que sucede cuando les leemos un cuento, es un momento para abrazarse, enfocar la atención y compartir la experiencia de ver y escuchar lo mismo. En este otro estudio sobre padres que aplicaron las técnicas de lectura de alta calidad para ver videos, los niños obtuvieron mejores puntajes en comprensión y vocabulario que los niños cuyos padres no usaron las técnicas.
Os dejamos 5 razones por las que compartir tiempo de pantalla con los niños es una buena idea:
1.- Les ayudas a enfocar la atención. Por ejemplo, con apps de juegos. Aunque el juego de la aplicación sea, por ejemplo, sobre ir colocando objetos sobre la pantalla, podemos hablar con los niños sobre detalles que no forman parte del juego pero están en la pantalla: un perro que mueve la cola, una nube que se mueve por el cielo, los nombres de los colores que aparecen… No es lo mismo que el niño juegue solo con la app a que hable contigo sobre ese juego.
2.- Contribuyes a fortalecer su comprensión. Por ejemplo, con videos de YouTube. Hazles preguntas sobre los personajes, sobre lo que sucede, incluso sobre por qué YouTube no deja de proponer nuevos videos y lo difícil que es parar de mirar la pantalla…
3.- Les enseñas a identificarse con lo que ven o a entender la diferencia entre lo que ven y lo que son. Por ejemplo, con películas o series de televisión. Si un personaje está enfadado, habla con tus hijos sobre cuando ellos están enfadados y qué hacen al respecto.
4.- Les enseñas a pensar sobre el orden de los eventos. Por ejemplo, con las actividades de FamilyOn y cómo primero hay que leer unas instrucciones y después familiarizarse con una herramienta y después hablar para preparar la actividad y después pasarlo bien todos juntos haciendo la actividad.
5.- Les das contexto, que es algo fundamental para que entiendan el mundo en el que viven. Los niños usan pantallas para muchas cosas y, cuando son pequeños, lo hacen porque nosotros les dejamos. Es el momento de crear hábitos y el momento de abrir conversaciones sobre temas no tecnológicos. Aprovecha el momento en que juegan con una app o ven la tele o leen un e-book o miran videos para hablar con ellos sobre qué les gusta, cómo se sienten, qué aprenden, para qué les sirve y qué tiene que ver con su mundo fuera de las pantallas.
Si aprovechamos lo que les gusta de las pantallas para hablar con nuestros hijos sobre cosas importantes, si estamos con ellos –especialmente cuando son pequeños- compartiendo el ‘tiempo de pantalla’, contribuiremos a que no entiendan esas pantallas como fuente de entretenimiento pasivo y aislado y formaremos parte de su experiencia del medio digital.
¿Qué opináis? ¿Tenéis más ejemplos de efectos positivos de compartir tiempo de pantalla en familia?