Según la Real Academia Española, la resiliencia es la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Si en el mundo cambiante en el que vivimos la resiliencia ya era fundamental, en la situación que estamos viviendo cobra más importancia que nunca.
Teniendo en cuenta la definición de resiliencia, parece lógico pensar que las personas más resilientes serán las que mejor estén llevando el confinamiento y viceversa, las personas con poca capacidad de resiliencia lo estarán llevando peor.
Como todas las demás capacidades de las personas, la resiliencia también se puede educar y entrenar, por eso es tan importante que sepamos qué es y cómo fomentarla en nuestros hijos e hijas.
En este vídeo, el psicólogo Rafa Guerrero nos da las claves y nos cuenta la relación que tiene con el estilo de apego que ejerzamos con nuestros hijos.
Características que definen a una persona resiliente
- Son personas que saben identificar bien sus emociones y son capaces de regularlas y expresarlas de una manera adecuada.
- Son personas más reflexivas. Ahondan en cómo se sienten o cómo se sienten los demás. Por tanto son más empáticas.
- Son personas con gran capacidad para crear grupos. Por tanto, trabajan más y mejor en grupo.
- Son personas con una alta autoestima.
- Son capaces de aceptar sus limitaciones y los errores que han cometido. Por tanto, no tienen problemas en pedir favores.
- Encuentran las situaciones que viven (aunque sean negativas) como oportunidades para crecer.
- Son personas que pasan de una forma provechosa las situaciones desagradables.
- Son personas a las que se les ha fomentado su resiliencia cuando eran pequeños. Por tanto, sus familias son resilientes.
Relación entre el vínculo de apego y la resiliencia
Como nos cuenta Rafa en el vídeo, la resiliencia tiene mucho que ver con el estilo de apego. Los estudios demuestran que aquellas personas que han tenido un estilo de apego seguro con sus figuras de referencia (madres y padres generalmente) se muestran más resilientes, mientras que aquellas que tienen un estilo de apego inseguro son bastante menos resilientes.
¿Qué caracteriza al apego seguro?
Nos vamos a centrar en dos características.
Las madres y padres que son capaces de desarrollar y crear vínculos de apego seguros son aquellas que son capaces de proteger (no sobreproteger), cuidar, dar cariño a sus hijos y, a la vez, fomentar y reforzar la autonomía y capacidad de exploración de sus hijos. Son madres y padres que pueden enseñar a sus hijos que ellos están ahí para cuando necesiten sentirse protegidos, calmados… pero , al mismo tiempo, son capaces de fomentar su autonomía, empoderarles y creer en ellos.
Claves para desarrollar la capacidad de resiliencia en nuestros hijos
- Desterrar la sobreprotección de la educación de nuestros hijos. La preocupación y el amor que sentimos por ellos no deben dejar que el miedo conduzca la educación que les damos, sino que debe movernos a confiar en ellos, dejarles probar y equivocarse por sí mismos, así como aprender y superar retos.
- Elogiar el esfuerzo más que el resultado. Se ha demostrado que los niños y niñas que desde pequeños son elogiados por lo listos que son y sus logros se asocian a su increíble inteligencia, “llegan a la etapa adulta y cuando se tienen que enfrentar a un problema que puede ser complejo y que anticipan mentalmente la posibilidad de fracaso, la tendencia de los niños que han sido alimentados su ego desde lo listos que son es a no afrontar el problema”.
- Legitimar todas las emociones de nuestros hijos. Es lógico que no nos guste ver a nuestros hijos tristes o sentir miedo, pero nuestros hijos tienen que experimentar todas las emociones, hay que permitírselo. Y también hay que permitir que expresen esta emoción de la forma en la que ellos sientan hacerlo. Muchos niños a veces lo manifiestan a través del juego, a través de un dibujo… cualquier forma es válida.
- No silenciar a nuestros hijos. Permitirles siempre hablar con nosotros, dar su opinión. Debemos desarrollar modelos de comunicación democráticos.
- Permitirles equivocarse. Que entendamos el error como una parte del aprendizaje, nunca como algo negativo. De esta forma no tendrán miedo a probar.
- Empatía. Ser capaces de sintonizar con sus emociones, ponernos en su lugar siempre.
Consecuencias de entrenar la resiliencia en nuestros hijos e hijas
Así pues, como hemos visto, la resiliencia es una capacidad que, si ayudamos a nuestros hijos a desarrollar, les proporcionará muchos beneficios tanto ahora como en su futuro. Pero no se trata solo de aprender a sobreponerse ante situaciones complicadas, ser resiliente también implica:
- No rendirse ante los fracasos o complicaciones, sino levantarse y volverlo a intentar.
- Aprender de los errores y las caídas.
- Enfrentarse a los problemas y adversidades inesperadas.
- Aprender a gestionar emociones como la tristeza, el enfado, la frustración…
- Seguir creciendo y madurando a pesar de los contratiempos.
- Aprender a actuar bajo presión.
En definitiva, la resiliencia tiene muchas consecuencias beneficiosas para nuestros hijos e hijas y por eso es muy importante que tengamos en cuenta las claves que hemos mencionado en este artículo para poder entrenar esta habilidad, como no sobreprotegerlos, proponerles retos que puedan superar, fomentar una buena autoestima o fomentar el esfuerzo y el compromiso por encima de la inteligencia. Porque hoy es el coronavirus, pero mañana llegarán otros contratiempos, y como dice Rafa, «la resiliencia siempre es un factor de protección».
“La vida no se hace más fácil o indulgente, nosotros nos hacemos más fuertes y resilientes”.
Steve Maraboli