Está claro que todos queremos lo mejor para nuestros hijos y, ante el miedo a que se equivoquen, a que sufran, tendemos a sobreprotegerlos, sin darnos cuenta de que algún día nosotros no estaremos con ellos cuando les surjan los problemas, y si no les hemos enseñado a ser autónomos, no sabrán resolverlos por sí mismos.
Los niños que tienen un exceso de protección no desarrollan recursos ni habilidades para desenvolverse como seres autónomos.
¿Cómo podemos detectar que estamos sobreprotegiendo a nuestros hijos? Y una vez lo hayamos detectado, ¿cómo podemos establecer un estilo educativo que fomente su autonomía?
Sobre estos temas reflexiona la autora del libro ‘No seas la agenda de tus hijos’ Noelia López- Cheda en una maravillosa ponencia que os dejamos para que la disfrutéis.
«Si le resuelves todos sus problemas, eres su mayor problema”, dice Noelia para después reflexionar sobre lo que hay detrás de esa sobreprotección: nuestro miedo a que nuestros hijos fracasen. Después de contarnos inquietantes anécdotas sobre padres haciendo las manualidades de los niños, cambiando cromos por WhatsApp o incluso yendo a una tutoría en la Universidad o a una entrevista de trabajo a negociar el sueldo de su hijo, nos recuerda que “nos estamos olvidando de que cuando nuestros hijos prueban y fallan, aprenden. Y cuando prueban y aciertan, se llevan un chute de autoestima”. Así que nos anima a «que confiéis en vuestros hijos», en que son capaces.
Empezó Noelia hablando de los grupos de WhatsApp de padres del cole, que considera “geniales porque te permiten estar informado a los 0,2 segundos si ha pasado algo. Es bueno tener esa información tan de primera mano”. Reconoce que hace años también pensaba que era una ventaja contar con esos grupos “cuando a mi hija se le olvidaban los deberes”, hasta que un buen día se plantó y le dijo a su hija que no preguntaría por la tarea en el grupo de WhatsApp. Le dijo: “Mira, Enma, no. Es tu responsabilidad”. Confiesa Noelia que en ese momento pensó “que estaba criando una inútil. En ese momento de pataleta escribí un artículo que se hizo famoso”. Gracias a la fama de ese artículo, le han llegado un montón de anécdotas que compartió con nosotros. “Una de ellas fue un pantallazo de la conversación por WhatsApp de los padres de una clase de segundo de Primaria. Una mamá decía: “Tengo cromos que necesito cambiar”. ¡Estamos jugando por ellos!”, reflexiona atónita. Volviendo a una anécdota personal, Noelia nos cuenta que “en tercero de Primaria mi hija tenía que hacer un sistema solar y me dijo que lo iba a hacer con plastilina. Empezaron a llegar fotos y no las quería mirar. Pero vi una de una niña super sonriente con una maqueta con bolitas de corcho y le decían a la madre: “Muy bien, María, qué bien le ha salido a tu marido”. El marido es arquitecto. Y le dije a Enma que trajera las bolitas de plastilina”, reconoce, entre risas. Otra de las anécdotas que le llegaron fue el testimonio de un catedrático de una Universidad que le contó que se presentó a una tutoría una madre de una chica de 20 años para preguntarle las dudas de su hija y explicárselas en casa. O incluso “me han escrito compañeros míos de Recursos Humanos diciéndome: “¿Sabes que ha venido un padre a la entrevista de trabajo a negociar el sueldo?””. Noelia dice que en este tipo de charlas siempre hay alguien que le pregunta “¿cuál es el problema de ayudarles?”. No pasa nada si les ayudamos, hay que hacerlo. El problema es que nuestros hijos necesitan entrenar, como los deportistas”.
Nos cuenta Noelia que una profesora de Harvard, Rosabeth Moss, escribió un artículo diciendo que la incertidumbre es el nuevo escenario y la resiliencia es la nueva habilidad. “Todo va muy rápido y no tenemos capacidad de previsión. Hay un estudio que dice que los niños que están ahora en el colegio van a trabajar en profesiones que aún no existen. El no saber lo que va a pasar hace que tengamos miedo”. Y ese miedo hace que “no confiamos en que nuestros hijos sean capaces de superar esas dificultades. Hay que dejarlos que ellos tomen sus propias decisiones”. Además, “cuando tú fallas, en esta sociedad tan hipercompetitiva se cree que eres un fracasado y no queremos que nuestros hijos sean fracasados”.
De nuevo Noelia nos contó otra anécdota de sus hijos: Cuando el pequeño tenía cuatro años tuvo que llevar una hoja de un árbol pintada para crear un mural de árbol de Navidad. Noelia le dejó que lo hiciera como quiso, pero cuando vio el árbol en el colegio vio hojas con purpurina, con goma eva, muy elaboradas. “Eso no lo han hecho niños de cuatro años, lo hemos hecho nosotros para que sean los mejores, para que lo lleven perfecto”, pensó. Por eso subraya que: “Nos estamos olvidando de que cuando nuestros hijos prueban y fallan, aprenden. Y cuando prueban y aciertan se llevan un chute de autoestima”.
Sobre la resiliencia como nueva habilidad, Noelia nos cuenta que “ser resiliente es tener la capacidad de reponerse ante la adversidad con éxito” Y nos ofrece cuatro claves para entrenar la resiliencia. La primera es superar mini-problemas. “Y los mini-baches de los niños son, por ejemplo, “me he olvidado los deberes y el profesor me va a echar una bronca, tengo que hacer un trabajito escolar”. Así, cuando lleguen las grandes cosas van a ser capaces de superarlas”, concluye. Otra de las claves es “acompañar y aprender a gestionar las emociones que les provoca fallar o que no les sobreprotejamos”. Otra idea es “ser nosotros espejos resilientes. Nuestros hijos nos ven y miran cómo resolvemos nosotros nuestros problemas y cómo nos enfrentamos a los retos”. Además, Noelia nos habló de la importancia de elegir el plan B. Y nos lo explica: Ante un reto la opción A es no afrontarlo. Nos cuenta Noelia que su marido le regaló una ruta de senderismo por una montaña vertical y “yo empecé a decir que no subía más, que estaba muy cansada. De repente pasó una señora que no cumplía ya los 75 con un brío…, con unos palitos. De repente pensé que esa señora no me podía adelantar a mí y pasé a la opción B, que es decir qué necesito para afrontar ese reto”. Y por último, nos dice Noelia es que debemos enseñar a nuestros hijos que “da igual como sea el reto, tú siempre eliges la actitud con la que lo abordas”, así que mejor hacerlo con humor.
“El mensaje que quería transmitiros hoy es que confiéis en vuestros hijos, que confiemos en la Humanidad, en que lo van a poder hacer, que van a superar problemas. Pensemos que son seres humanos completos, que tienen los recursos para crecer. Como dicen los peregrinos del Camino de Santiago, “Ultreia”, que significa “Adelante, siempre adelante”, concluye Noelia.
A una interesante pregunta de Glòria Serra sobre cómo gestionar el fracaso tuyo y el no presentarte como perfecto, Noelia contestó que: “Creo que es mejor mostrarte vulnerable ante tus hijos que perfecto”. Recuerda que ella misma algunos días les dice a sus hijos que ha tenido un día muy duro, pero considera que “lo interesante es que tus hijos vean qué haces con los problemas que tienes. Si te ven recomponerte, así lo entenderán”.