Te voy a proponer que realices un ejercicio utilizando Google imágenes. Se trata de que pongas en el buscador “niños autónomos” y le des a buscar. ¿Qué fotos te muestra? Sí, efectivamente, nos muestra fotos de niños de tan solo cuatro años comiendo perfectamente, sin marcharse o preparando un pastel solos, sin ayuda de sus padres… También aparecen niños jugando con su tren mientras, al fondo, sus padres leen tranquilamente. Y ahora os pregunto: ¿estas fotos se corresponden con la realidad? El psicólogo Alberto Soler hizo este mismo ejercicio al inicio de una ponencia en un evento Gestionando hijos titulada ‘Educar niños autónomos’. Las risas entre el público no se hicieron esperar.
En realidad, matizaba Alberto, eso “no tiene mucho que ver con la autonomía. La autonomía se parece mucho más a un niño que está hasta arriba de espaguetis con tomate. Ese niño autónomo al que sus padres le han permitido comer solo, con sus manos, ponerse hasta las trancas de salsa de tomate”.
Puedo ver vuestras caras imaginándoos todo el tomate por el suelo. Sus manos, su cara, la mesa…toda la cocina manchada de tomate. Nuestro instinto nos lleva, inmediatamente a pensar: ¿qué necesidad tengo yo de esto? Mañana le doy yo de comer que, además, acabamos antes. ¿Es así?
Sí, y es porque tenemos la falsa creencia de que la autonomía de los más pequeños implica una mayor comodidad para los padres, que cuando nuestros hijos sean autónomos podremos estar tranquilamente leyendo mientras nuestro hijo prepara bizcochos en la cocina sin manchar nada. Pensamos que los niños autónomos se levantan solos, se preparan solitos el desayuno, se cepillan los dientes, se visten solos, mientras nosotros hacemos otra cosa. En realidad, aclara Alberto, “fomentar la autonomía de los niños implica lograr prácticamente lo mismo que lograríamos haciendo por ellos las cosas pero invirtiendo mucho más tiempo y esfuerzo».
Es algo que a corto plazo no parece que nos sea rentable, pero que a medio y largo plazo sale mucho a cuenta. Si estamos dispuestos a fomentar la autonomía de nuestros hijos, al principio tendremos que limpiar mucho tomate. En definitiva, tendremos que dejar a un lado nuestra comodidad de darles nosotros de comer, asegurándonos que no manchan nada. Lo mismo ocurre con otras actividades como vestirles. Es más fácil que lo hagas tú. En 3 minutos le habrás puesto el pantalón, la camiseta, los zapatos y te habrá sobrado tiempo para peinarle, pero… ¿qué estamos consiguiendo con esto, más allá de facilitarnos a nosotros la existencia? Nuestros hijos no aprender a vestirse si siempre les vestimos nosotros. Si queremos niños autónomos es esencial dejarles hacer.
Os dejamos la ponencia al completo.