La palabra conflicto está muy estigmatizada, sin embargo, no hay hogar en el que no surjan conflictos. Y seguro que, ahora, todos juntos 24 horas, los conflictos se multiplican. Pero, ¿y si dejamos de verlos como el enemigo? Los conflictos puede ser muy educativos. Tenemos que aprovecharlos para enseñar a nuestros hijos estrategias para resolverlos. Porque por mucho que intentemos que nuestros hijos no los vean en casa, cuando salgan fuera y vaya al colegio, o de adultos tengan un trabajo o una relación de pareja, se van a encontrar frente a frente con ellos.
Si estos días de confinamiento uno quiere ir ver una serie y otro una película, hay que negociar y llegar a un acuerdo. Los niños tienen que aprender que no todo el mundo va a estar siempre de acuerdo con ellos y que a menudo tendremos que negociar para llegar a acuerdos, unas veces más satisfactorios que otras. Nuestros hijos no van a tener más éxito en la vida porque no tengan ningún conflicto, sino por la capacidad que tengan para negociarlos y resolverlos. Y en este sentido, la familia es su primera escuela. La forma en la que resolvamos conflictos en casa será la forma en la que ellos la resuelvan fuera.
En este vídeo, el psicólogo y ex defensor del menor de la comunidad de Madrid Javier Urra, nos da algunas claves para abordarlos.
Cómo abordar los conflictos en familia
- Serenidad. Recordemos que somos el espejo en el que se miran. Si cada conflicto nos lleva al límite y saca lo peor de nosotros, ellos aprenderán a vivir también así el conflicto. Si, en cambio, mantenemos la calma, ellos la mantendrán también.
- Relativizar. Javier Urra nos propone que pensemos en los conflictos que tuvimos de pequeños con nuestros padres. Parecían grandes batallas. Pero, y ahora, viéndolos con la distancia, ¿qué nos parecen? Pues eso. Acordémonos de esta reflexión cuando estemos en medio de un conflicto con nuestros hijos. Nos ayudará mucho a no vivir los conflictos como auténticos dramas.
- Recordar que nosotros somos los adultos. Por tanto, somos nosotros los que sabemos razonar, tenemos criterio, tenemos las herramientas para aminorar el conflicto, nunca para hacerlo más grande.
- La familia no es una democracia. Las madres y padres somos los que tomamos las grandes decisiones. Claro que vamos a tener en cuenta la opinión de nuestros hijos e hijas, pero la decisión final la tomamos nosotros, que somos quiénes tenemos las herramientas para hacerlo.
- Hay diferentes conflictos. Algunos se atajan con un no, otros se dialogan, en otros se cede. Educar es saber discernir por cuál opción optamos en cada uno de los conflictos.