A finales de 2019, la plataforma Spark AR, que gestiona la aprobación de los nuevos filtros de Instagram, anunció que iba a comenzar a retirar aquellos que imitaban el efecto de operaciones estéticas como parte de su política de bienestar. El afinamiento de nariz, el aumento de labios, unos pómulos más marcados o unos rasgos más infantilizados al estilo de cómic japonés eran efectos cada vez más comunes en la red social de las apariencias que sus usuarios podían probar sin necesidad de pasar por quirófano. A través de un comunicado en Facebook, la compañía indicaba que “quería que sus efectos formasen parte de una experiencia positiva” y, por ello, “reevaluaban sus políticas existentes relacionadas con el bienestar”.
El hecho podría resultar anecdótico, pero ya hace tiempo que se habla del término dismorfia de Snapchat. Dicho término está relacionado con una afección de salud mental llamada Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) en el que una persona puede pasar horas pensando en sus defectos físicos menores o percibidos, ya sean imperfecciones de la piel, peso o una sonrisa torcida. El TDC, que a menudo causa angustia emocional e interfiere con las actividades diarias. Este trastorno está aumentando entre la población joven a causa de los filtros y aplicaciones que se usan para retocar el rostro y el cuerpo en las redes sociales.
Este trastorno está llevando a muchos jóvenes a no conformarse con los filtros y a querer pasar por el quirófano. En España se producen 400.000 operaciones estéticas al año, y, cada vez son más las personas que acuden a especialistas para intentar parecerse a ese Yo Idealizado de Instagram. Tanto es así, que la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) dedicó una mesa al tema en su convención celebrada en 2019 en Madrid.
“Hay un incremento de interés por parte de los adolescentes en todo lo relacionado con su cuerpo”, explica la doctora Marisa Manzano, experta en cirugía para adolescentes, en la rueda de prensa para medios para introducir el por qué de esta mesa. Con las redes sociales, explica la doctora Manzano, «los adolescentes tienen la posibilidad de dar una imagen de lo que a ellos les gustaría ser y de cómo les gustaría ser y, en ocasiones, quieren que su identidad real se asemeje cada vez más a su identidad digital».
Esta problemática fue el tema principal de uno de los capítulos de Gen Playz (espacio de debate semanal de Play, la plataforma online para jóvenes de RTVE), en el que participó en psicólogo Clínico Santos Solano.
De su boca salieron claves tan importantes como estas:
- En todas las épocas y sociedades ha existido un ideal de belleza que no todo el mundo puede cumplir. La presión por cumplir este canon va a estar siempre ahí. Por eso es fundamental desarrollar una buena actitud crítica y ser consciente de que detrás hay una industria. Si entiendo cómo me afectan las presiones, tendré más habilidades para resolver los problemas. Y esto es algo que hay que transmitir a nuestros hijos.
- No se puede reforzar la idea de que con el cambio físico voy a conseguir resolver mi conflicto con mi cuerpo, porque no es verdad. Es la mente lo que hay que cambiar primero. Hay que aprender a no juzgarse, a tener un diálogo positivo con uno mismo, a aceptarse.
- Gran parte de nuestra economía se sustenta en nuestra insatisfacción corporal.
Nosotros os recomendamos que veáis este programa de Gen Playz con vuestros hijos. Puede ser de mucha ayuda.