Mi hijo tiene toda la pinta de haber encontrado su vocación, y solo tiene 7 años. Vamos por la calle paseando, volviendo de la compra, del colegio, de casa de los abuelos… y no puede evitar pararse cada vez que ve una planta que no reconoce. –Mira, mamá, ¿cómo se llamará esta flor? Y así continuamente. Claro que yo no puedo ayudarle. No tengo ni idea de plantas, soy economista, ja, ja, ja.
El otro día llegó su padre a casa del trabajo y me pidió el móvil para instalarme una app, se llama Google Lens. Al principio no entendía muy bien para que necesitaba yo una nueva aplicación en mi teléfono, hasta que nos fuimos a dar un paseo los 3 y nos enseñó su utilidad. Cuando nuestro hijo se paró en la primera planta que no reconoció, mi marido me hizo sacar el móvil y abrir la app. Es maravillosa. Enfocas con la cámara del dispositivo un objeto y te da datos a cerca de él. En este caso, nos dijo que la planta que teníamos delante se llamaba asturtium officinale (berro).
Ahora mi hijo va por la calle como Sherlock Holmes, escaneando cada planta que ve y aprendiendo mucho sobre ellas.