Aunque los pediatras recomiendan que el ‘tiempo de pantalla’ en niños pequeños sea mínimo y progresivo, la realidad de las encuestas y de lo que vemos en la calle nos dice que se ven videos a todas horas, que el tiempo de juego con consolas va in crescendo, que cada vez es menor la edad de acceso a Internet, que a los 11 años más de la mitad de los niños tiene su propio Smartphone y que mucho antes de llegar a los 13 se estrenan en redes sociales.
Son muchos los padres y madres de familia que consideramos que en el uso de la tecnología por parte de sus hijos “no hay ningún problema”. Que es “lo normal” hoy en día. Que incluso les viene bien “para prepararse para el futuro que les espera”. Así que vemos muchos niños pequeños comiendo delante de la Tablet, calmando una rabieta con el móvil de mamá o recurriendo a videojuegos cuando no se les ocurre otra cosa que hacer. Vemos perfiles en Instagram muy por debajo de la edad legal de uso y vemos padres o madres que alertan a sus hijos sobre el riesgo de la adicción digital pero que, en casa, miran a sus móviles a cada paso que dan. Si a eso añadimos la realidad asociada a distintas situaciones desagradables derivadas de un mal uso –propio o ajeno- de Internet, el resultado es una enorme preocupación sobre el efecto de la tecnología en los niños, especialmente si la exposición se produce sin control cuando son pequeños.
Pero la solución no pasa por prohibir las pantallas. No se trata de eliminarlas del menú, sino de crear unos hábitos digitales familiares positivos y de educar a los niños con unas normas coherentes. Porque, aunque ahora no nos preocupe, si cuando son pequeños se acostumbran a que el entretenimiento tenga solo que ver con tecnología, será difícil revertir la situación. Y está demostrado que sí existe cierto riesgo de sobre-exposición a dispositivos y contenidos.
La principal conclusión de la mayoría de estudios al respecto revela que, efectivamente, la tecnología (videos, apps, juegos…) acompaña positivamente al entretenimiento y al aprendizaje de los niños, especialmente si hay interacción adulta, selección de contenidos, control del tiempo y coherencia. Sabemos que los niños de hasta 8 años buscan contenidos relacionados con sus aficiones y que la compañía de los padres, especialmente en los primeros años, es fundamental para que los niños aprendan a elegir contenidos, fuentes, formatos y auto-control de tiempo. Nuestros hijos nos necesitan para incorporar contexto a lo que están viendo.
Modificar nuestra manera de gestionar el tiempo de pantalla en niños pequeños ampliará nuestras oportunidades de conseguir que interactúen con esas pantallas de forma beneficiosa cuando lleguen a la adolescencia. Reflexionar sobre cómo convivimos con las pantallas en el entorno doméstico es el primer paso, y después es necesario pensar en qué tipo de relación queremos tener, como familia, con la tecnología.
Como la tecnología forma y va a seguir formando parte de sus vidas, y como somos los adultos los que introducimos las pantallas en sus vidas, hagámoslo con cabeza. Ni como premio por portarse bien ni como recurso para que coman sin quejarse; ni de cualquier manera ni en cualquier formato. Si un niño pequeño asume que si come mal le das una Tablet (quieres que se distraiga y coma) y que si come bien le prometes un rato de Tablet, el mensaje es absolutamente contradictorio. Y si su «tiempo de pantalla» es siempre equivalente a estar solo delante de esa pantalla, asumirá que es autónomo con el dispositivo y que tú no formas parte de ese mundo. Lo que hacemos en esos primeros años en los que los niños aprenden a relacionarse con el mundo es fundamental.
5 recomendaciones para inculcar buenos hábitos digitales
Para empezar, es importante hablarles desde pequeños sobre todas las opciones que hay a su alcance para entretenerse, incluyendo tecnología como elemento añadido, pero no único. Que jueguen, que lean, que dibujen… y que utilicen de vez en cuando dispositivos como complemento a ese juego, a esa lectura o a ese dibujo. Y ser coherentes con el mensaje. Además:
- Elegir bien el contenido: cuando los niños pidan ver algo o jugar a algo o descargarse algo, no digamos “sí porque sí”. Echemos un vistazo a eso que quieren tener. Existen recursos para leer cobre contenidos online –streaming, series, apps, juegos- y contamos además con nuestro propio criterio para saber si un video es poco apropiado para nuestros hijos, en función de su edad. Si finalmente decimos “sí” y especialmente si los niños son pequeños, es importante intentar acompañarlos en el consumo tecnológico.
- Evitar la exposición a pantallas antes de irse a la cama y mantener los dispositivos fuera de los dormitorios. Esas pantallas no son una tila, así que mejor evitarlas. Y si resulta imposible, podemos recurrir a ver videos con ellos y hablar sobre lo que estamos viendo. En cuanto a los dispositivos en el dormitorio, también es mejor evitarlos. Y si resulta imposible, es recomendable desactivar las notificaciones o incluso desconectar la red wi-fi.
- Apagar la televisión si nadie la está viendo y no tener siempre los dispositivos a mano: si la tele está encendida, está demostrado que se reducen las posibilidades de conversación e interacción familiar. Además, los más pequeños pueden terminar viendo u oyendo algo que no deben. Si estáis haciendo la cena, mejor poner música que dejar la televisión puesta.
- Dar ejemplo: los niños hacen lo que ven, ya lo sabemos. Así que podemos crear unas normas para todos, una especie de menú digital familiar, y esforzarnos por cumplirlas. Si nuestro mensaje es que hay que hacer un uso responsable y equilibrado de la tecnología, difícilmente conseguiremos que lo entiendan si estamos siempre pendientes de alguna pantalla o si jamás hablamos sobre pantallas en casa más allá de regañar por el tiempo de uso.
- Compartir tiempo de pantalla con los niños: como pasar tiempo con ellos es lo más importante –sobre todo cuando son pequeños-, intentemos que el tiempo de pantalla sea familiar y compartido. Ver con ellos videos que les gusten y después comentarlos, hacer una teleconferencia con un pariente que esté fuera, ayudarles a buscar cosas sobre sus aficiones o incluir esas pantallas en el universo de actividades juntos. FamilyON nace justo para eso. Te ofrece actividades con las que hay pantalla, pero también tiempo juntos, juego, recursos para hablar sobre temas importantes y entretenimiento. Con los más pequeños, Exploradores. Con adolescentes, Luchadores.
¿Te animas a crear vuestro propio menú digital familiar?
Más info: en esta entrada encontrarás algunas ideas prácticas.
Guau, súper interesante este artículo, así como el punto de vista propuesto. Muchas gracias, de parte de otro apasionado por el mundo educativo y sus innovaciones (;