¿Conoces la metáfora del interruptor? Es la que utiliza el psicólogo Rafa Guerrero para explicar las dos formas que tenemos las madres y padres de interactuar con las emociones de nuestros hijos. Como todos sabemos, los interruptores tienen solo dos opciones: la opción de ON, lo cual quiere decir que la luz está encendida, y la opción de apagado/OFF, que significa que estamos en completa penumbra.
Como Rafa Guerrero matizó en su ponencia, esta metáfora “es una exageración, una caricatura”, pero nos puede venir muy bien para comprender el funcionamiento de las emociones.
Dentro del contexto familiar podemos encontrarnos el modo ON, en el que las emociones están encendidas y, por lo tanto, “es la emoción la que me va a hacer llevar a cabo una conducta”; o el modelo contrario, el modo OFF, en el que la emoción no tiene cabida.
Es muy importante que recordemos siempre que “lo que no se nombra, no existe. Por lo tanto, si un niño se está desarrollando en un contexto en el que las conversaciones giran alrededor de cualquier cosa excepto de la expresión de la emoción, vamos mal”. Y esto no quiere decir que los niños no experimenten emociones, claro que lo hacen, pero el contexto no facilita la expresión de las mismas. Así pues, en el modelo OFF los niños y niñas experimentan la emoción, pero no la expresan.
No obstante, hay que tener muy en cuenta que, para que una persona pueda expresar sus emociones, “es necesario un contexto de seguridad, de protección y de confianza”, señala el psicólogo.
En el modelo OFF no estamos permitiendo a nuestros hijos que experimenten ciertas emociones: “Cuando yo acompaño a mi hijo a dormir y mi hijo me dice: papá tengo mucho miedo porque va a venir el lobo y me va a comer, si yo voy y le niego esa emoción, lo estoy haciendo con muy buena intención, seguro, pero estoy yendo en contra, estoy ninguneado y estoy eliminando al niño”.
“Si tu hijo te está diciendo -porque las emociones son subjetivas- que siente miedo, no hay nada que medir, no hay nada que buscar: siente miedo, esa es su realidad y no le estamos escuchando”, sentencia Rafa.
Y es que, si nos fijamos, nos pasamos la vida diciéndoles “no llores, por favor”, y hacemos esto porque “tenemos mucho miedo y no sabemos gestionarlo”, indica el psicólogo. Pero es muy importante que validemos y respetemos las emociones de nuestros hijos e hijas, para que a través de la conexión y legitimar sus emociones, podamos ser capaces de reconducirlas.
La heterorregulación de las emociones
Muchas veces pretendemos que nuestros hijos sean capaces de regular sus emociones, de controlarlas, pero realmente somos nosotros quienes, desde la calma, tenemos que ayudarles a llevar a cabo esa regulación, tenemos que proporcionarles estrategias para ayudarles a encontrar ese equilibrio. Y esto es la heterorregulación. Rafa Guerrero nos puso un ejemplo buenísimo para que visualicemos claramente lo que ocurre con la regulación de las emociones:
Imaginemos que llega nuestra pareja a casa llorando y nos dice que le han despedido del trabajo. En este supuesto, no tendría ningún sentido decirle “pues te vas ahora mismo a tu habitación, actualizas el currículum y hasta que no encuentres trabajo, no sales”. Sin embargo, esto lo hacemos constantemente con los niños, les obligamos a que salven determinadas situaciones ellos solos. Pero solamente aprenderán a regular las emociones si sus adultos de referencia, en primer lugar, activan el interruptor, permitiendo la expresión de esa emoción, y después ayudan a calmar esas emociones. Por eso, la neurociencia ha demostrado que el “rincón de pensar” no tiene ningún tipo de utilidad, “porque nunca en la historia de calmarse alguien se ha calmado al decirle que se calme”, sentencia Rafa Guerrero.
Todas las claves de cómo ayudar a nuestros hijos a regular sus emociones, en esta maravillosa ponencia en un evento Gestionando hijos.