En estas semanas de confinamiento nuestras relaciones interpersonales han cambiado. Se mantienen, pero desde la distancia física que el aislamiento nos impone. Pero, si hay una relación que está viviendo su mejor momento es la que tenemos con las nuevas tecnologías. Prueba de ello son los datos que arroja el estudio «Impacto del coronavirus en el uso del móvil», elaborado por la compañía Smartme Analytics. Entre ellos, que los españoles usamos un 38,3% más el teléfono móvil que antes de esta crisis. Se ha pasado de las 2 horas y cuarenta minutos diarios de media a 3 horas y veinticuatro minutos en la semana más dura del confinamiento.
Pero nuestro idilio no es solo con el móvil, también con la televisión, el ordenador… En definitiva, las nuevas tecnologías, a las que tenemos que dar las gracias por darnos tantas cosas durante esta crisis…
- Gracias por permitirnos estar cerca de nuestros seres queridos aún cuando nos separan kilómetros de ellos.
- Gracias por ofrecernos información a tiempo de real a cerca de cómo va evolucionando, no solo en España, sino en todo el mundo, el Covid-19.
- Gracias por entretenernos tanto y conseguir que tardes interminables acaben haciéndose cortas.
- Gracias por mantenernos en forma y convertir el salón de nuestra casa en un gimnasio. Quién nos iba a decir que hace unos meses os vinculáramos con el sedentarismo y ahora sea gracias a vosotras que nos mantenemos más activos que nunca.
- Gracias por permitirnos seguir con nuestra actividad laboral, reuniones incluidas.
- Gracias por permitir que nuestros niños, aún sin cole, sientan a sus profes más cerca que nunca.
- Gracias por convertirnos en una familia Estrella Michelín. Los tutoriales en YouTube y las webs de recetas nos han permitido descubrir nuevas recetas y cocinarlas todos juntos.
Y, aunque en vuestro nombre tengáis el adjetivo ‘nuevas’, para nosotros ya sois un miembro más de la familia. Por eso vamos a cuidar más que nunca la forma de relacionarnos con vosotras. Esta crisis nos ha enseñado que de vosotras se pueden hacer mil usos buenos, y alguno malo. Pero que los buenos superan con creces a los malos, y que estos últimos no son culpa vuestra, sino nuestra. Es normal, nos estábamos acostumbrado el uno al otro, y los principios siempre cuestan. Prometemos intentar no volver a cometer los errores del pasado.