Al leer el título de este artículo mucha gente piensa inmediatamente que es imposible, que nosotros, madres y padres, no tenemos en nuestras manos la capacidad de hacer que les pasen cosas buenas a nuestros hijos. Pero nada más lejos de la realidad.
Marian Rojas, médico psiquiatra y autora del libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”, explica en esta ponencia de un evento de Gestionando hijos cómo podemos conseguir los padres y madres que les pasen cosas buenas a nuestros hijos: «Cuando comprendes cómo funciona tu mente, cuando aprendes a gestionar tus emociones y enseñas a tus hijos a gestionarlas de forma correcta, les estás impulsando para que les pasen cosas buenas. El cerebro es plástico, crece, cambia, se modifica según el entorno, el cariño y la actitud. Aprender de estos temas ayuda a mejorar nuestra vida”.
Y esto es precisamente lo que explicó en esta ponencia.
La juventud y las vías de escape
Marian Rojas empezó su ponencia contando la historia de una de sus pacientes, una chica joven que se describía como influencer. Durante un buen rato, sentada en la consulta de Marian, esta chica describió su vida como un verdadero desastre: constantes noches de desenfreno, abuso de alcohol y marihuana, un novio que le ponía los cuernos… y todo ello contado entre lágrimas y desesperación. Sin embargo, en un momento dado, le pidió permiso para ir al baño y volvió con la cara arreglada, pintada, como si nada hubiera pasado, y le pidió que le hiciera una foto para publicar en sus redes sociales, pues todos los días subía una publicación para sus seguidores a la misma hora.
Al rato, la pantalla del móvil empezó a iluminarse por las notificaciones de sus redes sociales, lo que hizo que, a su vez, se iluminara también la cara de la joven influencer: “Esto es mi droga”, afirmó.
¿Por qué es tan importante que nos quedemos con la copla de esta historia? Pues porque, como indica la psiquiatra, “todo niño tiene en su infancia o adolescencia una crisis personal, y en ese momento la vida no te llena y tu cerebro busca una vía de escape”.
Esto es muy importante porque, cuando crecemos, nuestro cerebro recuerda esa vía de escape que utilizaba en la infancia, “si es el alcohol, las drogas… por eso, cuando hay una adicción durante la juventud, el cerebro te la recuerda durante toda la vida”.
¿Qué podemos hacer las madres y padres? Evitar que nuestros hijos, ante esas crisis personales, busquen vías de escape. Enseñarles a calmarse de forma interna, no buscando elementos externos. Por eso los psicólogos insisten tanto en el peligro que supone calmar, por ejemplo una rabieta, con una Tablet o encendiendo la televisión. Haciendo esto, estamos ofreciéndoles ese elemento externo, impidiendo que la calma venga desde dentro.
El efecto de las redes sociales en el cerebro
Marian Rojas afirmó que “las redes sociales fueron diseñadas para ser adictivas”, afirmación que los mismos creadores de las redes sociales han afirmado. Y es que el efecto que tienen en el cerebro es muy similar al que producen las drogas o alcohol: “Cada vez que una persona consume cocaína, marihuana, tiene relaciones sexuales, ve pornografía, juega a videojuegos… experimenta placer. El placer está regulado en el cerebro por varias hormonas, pero principalmente por la dopamina. Y cada vez que yo recibo un like, tengo en mi cerebro microchispazos de dopamina”.
Las redes sociales se crearon en un primer momento para acercar a las personas, y no podemos negar que esto es una realidad: solo hace falta ver cómo de útiles nos están siendo en esta época de cuarentena para seguir conectados, para hablar con nuestros familiares y amigos, para sentirnos menos solos durante el confinamiento. Sin embargo, no podemos olvidarnos, ni siquiera en estos momentos, que el uso que hagamos de la tecnología debe ser responsable, pues las consecuencias que se pueden derivar de un mal uso son tan perjudiciales como favorables son sus beneficios.
Por eso, en una época marcada por la sobreestimulación, el exceso de información, la gran cantidad de dispositivos tecnológicos, la inmediatez de las noticias… enseñar a nuestros hijos e hijas a hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías es fundamental. ¿Nos ponemos a ello?