Ver niños muy pequeños con un móvil en la mano es algo bastante común. Basta con que vayamos a un restaurante y busquemos con la mirada entre las mesas para encontrar a alguno que, mientras sus padres comen, se distrae con uno de estos dispositivos. Muchas veces hacen de niñeras tecnológicas cuando necesitamos un rato de tranquilidad, otras, incluso, de chupetes emocionales para calmar una rabieta o un enfado.
La Asociación Americana de Pediatría recomienda que, hasta los 2 años de edad, los niños deben consumir cero pantallas, es decir, no deberíamos exponerlos en absoluto a este tipo de dispositivos por las consecuencias que tiene para un cerebro tan inmaduro recibir esta hiperestimulación.
Cuando son tan pequeños, el Smartphone que utilizan es el nuestro, pero, ¿a qué edad consiguen el suyo propio? Según el Instituto Nacional de Estadística, la disposición de un teléfono inteligente se incrementa significativamente a partir de los 10 años. En este caso, la mayoría de los niños obtiene su primer Smartphone entre los 11 años (42,2%) y los 12 (69,5%), pero un 29,7 % ya lo tienen con 10 años. Es decir, 3 de cada 10 niños de 10 años tienen un teléfono móvil. Y 7 de cada 10 lo tiene a los 12 años.
Tener un Smartphone en las manos, con toda la información a la que pueden acceder a través de este dispositivo, requiere de una gran responsabilidad. Pero no solo por parte del niño, también por parte de las madres y padres.
Veamos un vídeo que reflexiona sobre esto:
Este vídeo pertenece a la campaña de Orange ‘Por un uso Love de la tecnología’, de la que extraemos algunos pensamientos: ¿somos conscientes las madres y padres de lo que supone realmente dejar a un niño solo frente a un teléfono móvil con acceso a Internet? Cuando hacemos entrega a nuestros hijos de este dispositivo, ¿nos hemos asegurado previamente de formarlos para este momento? ¿Si nunca dejaríamos a nuestros hijos un coche sin antes haber aprobado el examen del carnet de conducir, por qué si les dejamos un Smartphone sin antes habernos asegurado de que saben hacer frente al universo de posibilidades que se les abre a partir de ese momento?
De esto hablamos con Jorge Flores, fundador de PantallasAmigas.
- Jorge, ¿realmente hay una edad adecuada para que nuestros hijos reciban su primer móvil?
Yo no formularia así la pregunta, lo haría de esta otra forma: ¿cuándo están preparados los padres para comprar un móvil a su hijo? Esto es, con los conocimientos necesarios, y dispuestos a dedicar el tiempo suficiente para un acompañamiento adecuado. Haciendo un símil podríamos preguntarnos a qué edad puede un niño bañarse solo en una piscina para adultos. En este caso la respuesta es clara, cuando sepa nadar. Para aprender han tenido que recibir la formación de un adulto que ha tenido que tener tiempo y conocimientos para enseñarle a hacerlo. Por tanto, no hay una edad, si no que se tienen que dar unas condiciones que dependen de los adultos más que de los niños. Además, elegir cuándo debe ser una decisión meditada, no algo que se nos marque desde fuera, que asumamos porque otros lo hacen, por comodidad. Pero si tuviera que decir una edad, diría que por debajo de los 12 años me parece muy muy improbable que las desventajas o amenazas superen a las oportunidades. Por otra parte, también es verdad que, a menor edad del niño, mayor capacidad tenemos de supervisar y de influir en nuestros hijos, Podríamos decidir qué tipo de apps puede tener en el dispositivo o qué uso hace de él.
- Has mencionado la comodidad. ¿A veces les entregamos un móvil pensando más en nosotros que en ellos?
Alguna vez he dicho que el Smartphone es un regalo egoísta porque las mayores ventajas son para el que lo regala (tenemos a nuestro hijo controlado). Pero al entregar un móvil solo deberíamos pensar en el interés del que lo recibe, del menor en este caso, deberíamos pensar en su bienestar. Debemos pensar las ventajas e inconvenientes para nuestro hijo y ver si podemos garantizar un saldo positivo. Es cierto que el aprendizaje nos expone a riesgos. Cuando un niño aprende a montar en bici asume nuevos riesgos, pero no es lo mismo montar en una superficie plana que tirarse por una cuesta.
- Bien, has dicho que hay que enseñar, acompañar al menor primero en el uso de estos dispositivos para que más tarde pueda hacerlo por sí solo. ¿Qué deberes debemos hacer las madres y padres para ser unos buenos compañeros?
Tendríamos que conocer los riesgos que pueden estar presentes en Internet para nuestros hijos, pero con criterio, no dejándonos llevar por titulares. Conocer el riesgo, su nivel de gravedad y las posibilidades de que mi hijo caiga en él, así como las que tiene de salir de él. Por otra parte, madres y padres tenemos que haber usado las herramientas que vaya a usar nuestro hijo. Incluso, los juegos online. Los padres tendrían que conocer los más comunes para saber qué significa realmente o que se puede hacer con una determinada aplicación.
Para terminar, puede ser útil implementar alguna herramienta de control parental. Nos va a ayudar a supervisar el uso que se está haciendo del dispositivo, para comprobar que es el uso que nosotros hemos meditado que es el adecuado. Y hablamos de supervisar para diseñar una estrategia, no de espiar. Y muy importante, elegir el dispositivo adecuado, con criterio. Y configurar inicialmente las cuestiones de privacidad y seguridad que trae el dispositivo de serie. La privacidad y la seguridad son fundamentales porque afectan a la seguridad de nuestros hijos.
- Hace unos años se hizo vitral el contrato de uso que una madre le hizo firmar a sus hijos cuando les entregó el primer móvil. ¿Ayudan estos contratos a que nuestros hijos tengan claro el uso que pueden hacer del móvil y no haya problemas?
Yo creo que un contrato puede ser positivo en el sentido de que hace reflexionar sobre unos compromisos, pero yo he visto contratos que se quedan muy cojos. Solo pone limitaciones a una de las partes. Y yo creo que lo bonito es que las dos partes ganen y se comprometan. Es más interesante tomar uno de estos modelos y adecuarlo a nuestra familia y, sobre todo, que ambas parten hayan participado en su elaboración.
- Hay un debate en torno a si los móviles nos evaden de la vida real. En el vídeo de la campaña Por un uso Love de la tecnología lo veíamos: un padre preocupado por si su hija dejaba de disfrutar del mundo real cuando tuviera su Smartphone. ¿Nos estamos perdiendo muchas cosas mientras miramos una pantalla?
Es evidente que las aplicaciones están diseñadas para captar nuestra atención al máximo. Y aunque nos guste utilizar estos dispositivos y tengamos la voluntad de hacerlo, sabemos que hay ciertas partes de nuestro cerebro que actúan sin que seamos conscientes y están siendo utilizadas por los que diseñan las estrategias para captar nuestra atención. Necesitamos ser conscientes y hacer conscientes a nuestros hijos, que entiendan que el tiempo es finito, y que mientras le dedicamos tiempo a esto no se lo estamos dedicando a otra cosa que también puede ser muy interesante. ¿Cuantas veces haciendo algo con el móvil nos hemos perdido una imagen inolvidable? Hay que tomar conciencia porque si no, no haremos un consumo responsable y consciente.