Nuestros hijos acceden cada día a apps, juegos, películas, webs de videos, videojuegos, redes sociales… Lo hacen con múltiples dispositivos y desde muchos sitios. Y no lo deciden ellos solos cuando son pequeños. Les dejamos hacerlo, incluso lo potenciamos. Y conforme crecen, podemos optar por mirar hacia otro lado o por incorporar el consumo de todos esos contenidos al resto de la educación que les damos.
Por eso es tan importante establecer normas, marcar límites, elegir bien los contenidos, saber qué ven y hablar con sobre todo lo bueno y todo lo malo de la vida conectada y del exceso de información.
Una de las mayores preocupaciones en cuanto a la relación entre niños y adolescentes con la tecnología tiene que ver con las consecuencias de una conexión excesiva. Para los pediatras, ese exceso está detrás de un descenso en la actividad física, en el aprendizaje “en vivo” y en la interacción social cara a cara, aspectos todos ellos críticos en el proceso de aprendizaje. Además, consideran que demasiado tiempo de pantalla perjudica el descanso y la calidad del sueño.
La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (Sepeap) pretende aportar respuestas a las familias de los niños que se inician con las nuevas tecnologías y ha emitido una serie de recomendaciones:
- hasta los 18 meses, evitar la exposición a las pantallas.
- de 18 a 24 meses, iniciar el visionado de programas de calidad en compañía de los padres.
- de 2 a 5 años, visión de contenidos de calidad, acompañados de los padres y tmáximo una hora diaria.
- desde los 6 años se debe buscar el equilibrio entre el uso de pantallas y otras actividades propias de sus edades.
- se deben evitar las pantallas durante las comidas, horas de estudio y antes de dormir.
- se debe evitar la existencia de dispositivos en el dormitorio y asegurar que el menor practique suficiente ejercicio físico y tenga las horas necesarias de descanso nocturno.
En los últimos años, la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) ha ido también publicando actualizaciones a sus recomendaciones sobre tiempo de pantalla en niños y adolescentes. “Media is everywhere”, así se pronunciaban en la presentación. Tal y como ellos mismos explican, “la televisión, Internet, los ordenadores y los videojuegos, los dispositivos móviles, todos ellos pelean por la atención de nuestros niños”. Por eso han renovado sus sugerencias, adaptándolas a las últimas novedades, y por eso han actualizado su página web con información que puede ayudar a padres y a pediatras a la hora de entender el impacto de los medios sobre los niños.
Los consejos de los pediatras norteamericanos no hablan de “nada de nada de tecnología”, sino que han dado un paso adelante y han dejado de considerar ese tiempo de pantalla como una sola cosa. ¿Eso que significa? Que no todo el tiempo que un niño pasa delante de una pantalla es tiempo perdido o tiempo mal empleado o tiempo perjudicial para su salud o su desarrollo y aprendizaje.
Para elaborar sus recomendaciones, la AAP identifica el tiempo de pantalla como todas las horas empleadas con cualquier tipo de medio digital dirigido al entretenimiento. Otros usos de “pantallas” (dispositivos y conexión), como aquel dedicado a hacer deberes, no se contemplan como tiempo de pantalla.
Recomendaciones por edad
Las nuevas recomendaciones tienen partes separadas; una centrada en niños pequeños (Media and Young Minds) y otra dirigida a mayores de 6 años (Media Use in School-Aged Children and Adolescents). Y en función de las edades y los usos, la AAP reconoce que hay formas de interactuar con las pantallas que no nos permiten simplemente hablar de cuánto, sino que es necesario entrar a valorar el qué, para qué o por qué, por ejemplo.
Hasta los 2 años:
aunque la AAP ha eliminado su recomendación previa de “ningún tiempo de pantalla antes de los 2 años”, aun así sugieren esperar lo más posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en estas etapas el aprendizaje es fundamentalmente a través de la interacción con otras personas. Así que se limita el tiempo de pantalla de estas edades a hablar con otras personas (video chat tipo Skype o FaceTime, por ejemplo).
Entre 2 y 5 años:
hasta ahora, la Academia marcaba un límite estándar de tiempo de pantalla en niños de más de 2 años – no más de dos horas delante de la tele al día. Hoy, en un mundo invadido por los medios digitales, tiempo de pantalla ya no es sólo televisión y definirlo (limitarlo) no es tan sencillo. Para algunos niños, dos horas quizá es mucho. Para otros no. En esta franja de edad, la AAP recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado en el caso de niños pequeños. Algunos medios y juegos pueden tener un valor educativo a partir de los 18 meses, pero es fundamental que sean de calidad y que se ofrezcan al niño en el contexto adecuado. Además, se recomienda que los padres vean estos contenidos con los niños, para que estos entiendan lo que están viendo. Los pediatras recomiendan a los padres que hablen con los niños sobre lo que les gusta y lo que no cuando utilizan la tecnología, que sean mentores en el uso de esta vía de conexión y aprendizaje y que sigan esforzándose en que los niños tengan tiempo libre suficiente para jugar, estudiar y descansar lo necesario.
Entre 6 y 18 años:
en el caso de niños ya en edad escolar y de adolescentes, los pediatras recomiendan buscar el equilibrio entre vida digital o conectada y actividades al margen de la tecnología. “Los padres juegan un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijos a aprender a relacionarse con la tecnología”, explica la doctora Megan Moreno, “por lo que es muy importante marcar límites y normas para que la experiencia de los niños sea positiva”.
Además…
- Se recomienda revisar los contenidos que ven los niños, apagar la televisión o las pantallas cuando nadie las esté mirando y no utilizar dispositivos como forma habitual de calmar a los niños
- A partir de los 6 años, la recomendación se centra en marcar límites consistentes del tiempo que pueden emplear relacionándose con la tecnología, así como del tipo de dispositivos o contenidos que puedan ver, asegurándose de que no interfiera con su descanso, sus tareas o sus relaciones sociales y juegos.
- En general, se recomienda marcar zonas de la casa en las que no se pueda recurrir a los dispositivos tecnológicos y hablar con los niños sobre seguridad, empatía, ciudadanía digital…
Con el fin de ayudar a los niños a que aprendan a tomar decisiones saludables en cuanto a su vida conectada, la Academia distribuye consejos prácticos para mantener una vida tecnológica saludable en familia y recomienda a los padres crear un plan familiar de uso de tecnología. Según la AAP, “el consumo mediático debe hacerse de acuerdo con los valores y el estilo de crianza de su familia. Cuando el consumo mediático se hace reflexivamente y de forma adecuada, puede mejorar la vida diaria. Pero, cuando se hace sin pensarlo mucho y de forma inadecuada, puede reemplazar actividades importantes, tales como la interacción o relaciones personales, el tiempo para la familia, el juego al aire libre, el ejercicio y el tiempo de inactividad para estar desconectado y para dormir. Cuando usted crea un plan del consumo mediático individualizado para su familia, puede darse cuenta de cómo consume los medios digitales y así lograr sus objetivos. Esto requiere que los padres y los que consumen el contenido mediático decidan cuáles son los objetivos que quieren lograr. La siguiente herramienta le ayudará a pensar en sus hábitos de consumo mediático y a establecer objetivos y reglas que sean acordes con los valores de su familia. Para crear SU plan de consumo mediático, empiece introduciendo la información de su familia. Esta información se mantendrá privada y confidencial».
Todo queda en el tejado de los padres, especialmente cuando los niños son pequeños. Quizá, la clave es ser mentores, entender el mundo en que vivimos e inculcar hábitos, aportar compañía, poner límites… en aspectos como:
• qué ejemplo damos en cuanto a relación con la tecnología;
• dónde conectarse o no;
• cómo usan los niños los medios (aprender a utilizar una app o imitar algo que ven en un video, por ejemplo); y
• cuándo conectarse o no (evitarlo en la cama, por la noche, o a la hora de comer, o por puro aburrimiento sin pensar en otras opciones…).
Es complicado unificar una guía porque las familias somos distintas, los padres somos distintos y los hijos son distintos. Tenemos distintos tipos de vida (también en lo digital) y estamos hablando además de un objetivo cambiante por dos razones: porque los niños crecen y porque la tecnología no para de evolucionar. Así que no existe una posible norma única. Pero estas recomendaciones son importantes precisamente porque se dirigen de forma destacada a una población, la de los niños pequeños, que es fundamental. Si queremos que cuando sean adolescentes respeten que les preguntemos sobre su vida digital y asuman su propia responsabilidad tecnológica, tenemos que implicarnos en esa vida conectada cuando aún nos miran con adoración.
Con las actividades que planteamos en la sección Exploradores de FamilyON te ofrecemos alternativas para que estés con tus hijos mientras miras a una pantalla, unas el consumo digital con el aprendizaje y el juego o alimentes su curiosidad. ¿Te animas?