Qué gran labor han hecho los docentes durante estos meses, sacándose un sistema educativo nuevo de la chistera de la noche a la mañana, manteniendo sus clases telemáticamente, cambiando la pizarra por la pantalla de un ordenador… Y que gran papel hemos hecho las madres y padres, compaginando el trabajo desde casa con el cuidado de nuestros hijos y ofreciendo el apoyo extra que necesitaban al tener lejos a sus docentes. En definitiva, nos hemos puesto a trabajar en equipo y nos hemos dado cuenta de que cuando trabajamos unidos las cosas salen adelante, sobre todo cuando se tiene un objetivo común.
Pero, ¿por qué tantas veces se nos ha olvidado que si remamos juntos llegamos y que si lo hacemos cada uno en una dirección las cosas se complican?
Haciéndonos esta pregunta nos hemos acordado de la maravillosa ponencia que ofreció el periodista Carles Capdevila (desde aquí le mandamos un enorme abrazo allá donde esté) en un evento Gestionando hijos en la que nos contó el origen de la habitual tensión que existe entre padres y docentes y las razones que le llevaban a él a querer a los profes.
Esta ponencia nos dejó frases tan memorables como estas:
- «Yo quiero a los maestros, no se trata de un amor altruista, sino “interesado. Desde que tuve a mi primera hija, descubrí que si iba a dejarla todo el día con una persona lo más lógico era confiar en esa persona y no criticarla delante de la puerta”.
- «Tenemos que entender que somos un equipo. Para mí, un padre o una madre que critica a su maestro es como el aficionado que silba a su propio portero».
- «Es importante que reivindiquemos que no hay nada más importante que ser maestro, por eso os pido hoy que por la mañana os levantéis y agradezcáis a los maestros el trabajo que hacen”.
- «La gente confunde el tamaño de los niños con el tamaño de la responsabilidad que tenemos maestros, padres y profesores».
- «El activo más importante de la sociedad es el estado de ánimo de los maestros”.